Realizar un diagnóstico específico y objetivo ayuda a eliminar etiquetas poco acordes a la realidad y nos permite realizar el tratamiento más apropiado. Por esta razón, en Innea combinamos herramientas y técnicas convencionales, como son la entrevista o las pruebas psicométricas, con las herramientas más innovadoras.
Gracias a la neurometría podemos medir la actividad eléctrica del cerebro y distinguir qué áreas muestran un exceso o un déficit de esta. Para ello utilizamos el electroencefalograma cuantitativo (qEEG), una técnica que a día de hoy se ha convertido en puntera porque nos proporciona una imagen real de lo que sucede en todo momento en el cerebro. Gracias a ella determinamos con qué tipo de TDA-H nos encontramos, de qué manera afecta al paciente y cómo es su evolución durante el tratamiento.
Los pacientes con un TDA-H necesitan un entorno que les entienda y les ayude a avanzar sin recibir etiquetas, ya que puede afectar a su progreso. Por este motivo, trabajamos en equipo y lo hacemos implicando a todas las personas que intervienen en su día a día, como pueden ser la familia, los profesores y los profesionales sanitarios.
Además, compaginamos el uso de la tecnología a través de la neuroestimulación o el neurofeedback, con la psicoterapia y/o la psicopedagogía. De esta forma contribuimos positivamente en la autoestima y equilibrio emocional del paciente, a la vez que le enseñamos todas las estrategias necesarias que le permitan resolver conflictos, planificar su actividad académica o laboral y mejorar su empatía, su motivación y su espíritu de superación.